lunes, 4 de febrero de 2013


Dimensiones

Nuestra vida tiene muchas dimensiones: individual, social, de especie y cósmica, son algunas de ellas. Cada una de estas tiene su propia dinámica, su propia lógica y sus propios paradigmas. Tal como sucede con las leyes físicas, una dimensión del acontecer va incorporando a otra. El tiempo lineal no es el mismo que el tiempo cósmico.

Desgraciadamente el mundo actual suele imponernos una dimensión sobre las demás. Esto trae mucho sufrimiento porque nos hace percibir solo una parte de nosotros mismos y de las cosas.

El problema es si la dimensión individual nos impide vernos como seres sociales. O si la dimensión social impide respetar la dimensión individual. El problema es que esa dualidad no resuelta nos imposibilita apreciarnos como especie o como seres cósmicos.

Los regímenes políticos que priorizan a la sociedad sobre el individuo limitan una de las dimensiones más importantes del hombre que es la dimensión individual.

Los regímenes que solo conciben al hombre como individuos y no consideran el todo social, crean individuos de un desproporcionado egoísmo, que a la larga viven en una gran infelicidad y la generan sobre los demás.

Si defiendo mi individualidad, aunque esta haga daño a  la sociedad, entonces no estoy siendo justo conmigo ni con los demás.

Si defiendo la sociedad, aunque esta oprima al individuo, hago daño al hombre y, a la larga, también a la sociedad.

Lo mismo sucede con la falta de una perspectiva de compromiso con nuestro medio ambiente y con  la falta de entendimiento acerca de nuestra dimensión sagrada, fuera de las nociones de tiempo y espacio.

Esta falta de equilibrio hará que no seamos capaces de entender nuestra responsabilidad como especie y nuestra misión espiritual de acceso a la armonía universal.

No podemos ser completos si no existe una armonía entre todos los niveles de existencia. Porque para percibirnos, finalmente, como seres cósmicos, insertos en una realidad que es múltiple y unívoca, es necesario conjugar todas nuestras realidades, hacerlas una y construir un verdadero yo, libre de ataduras y pleno de sentido.