Así es la vida. No siempre se gana.
Aceptar las garantías de la democracia, es también aceptar las sentencias judiciales.
Sé que te cuesta, por tu formación totalitaria y tu poco respeto a los procedimientos constitucionales.
Pero no te piques, porque en este caso, el tribunal fue imparcial, la sentencia unánime y una verdadera pieza jurídica, impoluta y fundamentada.
A diferencia de los tribunales de la época de tu gobierno, hoy hay garantías y apego a la ley y al derecho. Es más, hoy se puede hablar, protestar y tener una cobertura de las acciones políticas, de los discursos de tus seguidores, de las opiniones y de las propuestas. Hoy existe pluralidad, discusión, poderes independientes. Eso no existió en tu gobierno. No era posible ver más que un solo nombre en las paredes, en la televisión o en la prensa.
Antes, tú decidías todo: desde las sentencias hasta los presupuestos, desde el uso del poder, hasta la vida de las personas. Ibas a los pueblos y decías: Acá se hace un puente, acá se cura a una persona, destino tanta plata para un colegio.
Hoy, claro, todo presupuesto debe aprobarse. No puedes salirte de eso, por más presidente que seas, porque hay límites. Todo debe estar ajustado a un plan sometido previamente, no a una decisión del momento. Es más aburrido, pero es más realista y eficiente. Es más ordenado y, sobre todo, da menos oportunidades para ser corrupto.
No te piques. Al contrario. Ten un poco de reflexión, ejerce algo de autocrítica. Acepta que hay otras personas, que piensan diferente a ti y que no por eso te odian. Son adversarios que quieren que un gobierno como el tuyo no vuelva a suceder.
Los fiscales no son tus enemigos. Hablan en nombre de la sociedad. Los que te atacan no lo hacen por cuestiones personales. Son gente que no quiere que vuelva a haber un régimen donde no se respetan las leyes, la separación de poderes, ni la libertad de expresión.
Nada tienen que ver los logros de tu gobierno. Nada tiene que ver si se acabó o no con el terrorismo. No es por eso que se te sentencia. Es por hechos reales, concretos. Hechos que, uno a uno, demuestran una conducta pertinaz de falta de respeto al prójimo y a los derechos fundamentales de las personas.
No niego que siempre estuve en contra de tu gobierno. Pero más estuve en contra de Sendero Luminoso. Aplaudí que sinceraras la economía, luego del desastre del gobierno anterior. Entendí que había que proteger a los jueces. Sobre todo, que a los terroristas se les juzgara y se quedaran en la cárcel. Fueron grandes logros.
Sin embargo, sabemos que el golpe de estado es siempre una mala decisión. Te quita la distancia necesaria para juzgar, te quita autoridad moral, una vez que pierdes el poder. Porque todo ese poder inmenso en tus manos, se pone luego contra ti. Se acumulan los derechos pisoteados, los abusos, incluso las iras contenidas y hasta la impotencia de todos los que son injustamente acallados.
Ahora, no te piques. Felizmente, en democracia, la pena no es proporcional al delito. Felizmente en el Perú no existe Ley del Talión. Hay una democracia que lo que busca no es la venganza, sino la rehabilitación del reo, al menos en teoría.
Sácale provecho y trata de ver el mundo desde el otro punto de vista. Aquel que hiciste creer que no valía nada. Sométete a tu propio destino, a ese destino que tú mismo construiste, paso a paso, día a día con cada acto.
Bueno, no te queda otra. Porque picarse solo impedirá que aprendas las lecciones de la historia.
martes, 14 de abril de 2009
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