A mucha gente le encanta la idea. Son tan firmes y seguros para condenar a los demás; se sienten tan limpios de corazón y de alma que creen tener el derecho de decidir quién vive y quién no.
El mundo, claro, está así, por culpa de los malos, de los otros, de los criminales, de los malditos. “Nosotros”, los “buenos”, debemos protegernos de ellos. Entonces, van a misa, comulgan y sus almas pías se irán al cielo. Los otros tienen destinado el infierno.
Sería terrible sentirnos superior a ellos. No nos sintamos más que los fariseos, pero tampoco más que los asesinos.
Una sociedad que asesina no es mejor que el asesino a quien mata.
Que hay que proteger a la sociedad, claro que sí. De eso se trata el asunto: de hacer que se cometan menos crímenes.
Esa es la verdadera discusión. ¿Cómo proteger a los niños de violaciones?: llevando a cabo políticas sociales, de prevención, permanentes. Informando, creando mecanismos de seguridad a partir del uso eficiente de la tecnología, preocupándonos en serio del asunto, estableciendo políticas cuidadosas de selección en los colegios. Promoviendo encuentros, discusiones, acciones y coordinando entre los diversos sectores sociales. Y claro, llevando procedimientos judiciales adecuados.
¿Muerte para los violadores de niños? ¿Y luego? ¿Muerte para los asesinos? ¿Y luego? ¿Muerte para los ladrones, para los estafadores, los políticos tramposos? ¿Y luego? ¿Muerte para los verdugos? ¡Que impere la muerte sobre el mundo!
Crear una sociedad justa, construida sobre la justicia y no sobre la pasión, sobre la rehabilitación, no sobre el linchamiento, ese es el verdadero sentido que el mundo merece.
Si un asesino mata a alguien, amparado por la oscuridad, por la clandestinidad, por el poco respeto a la ley, es horrible; cuánto más horrible será que la sociedad amparada por las leyes quite la vida a un ser humano. ¿Qué es lo que defiende, entonces, la sociedad?
Los puros de corazón, los libres de pecado, los fariseos, tendrán que cuidarse de todos nosotros: los pecadores. Ha comenzado, entonces la matanza.
viernes, 12 de octubre de 2007
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