Quienes me conocen, saben que no soy socialista. Estoy en contra de los abusos del capitalismo, también. En contra de los sueldos abusivos y en contra de las estatizaciones de las empresas. ¿Es eso factible? Absolutamente. El estado, a mi entender, debe hacer las cosas justas. Como todo en el ser, es el equilibrio entre lo contradictorio, en este caso, entre lo social y lo individual, aquello que mantiene ese punto exacto en el que debemos caminar.
Además, habemos millones de personas que pensamos así. Espero, eso sí, no estar en ningún rebaño. Intento, por eso, mantener mis ideas, a menudo contra la corriente.
Creo en los derechos de las mayorías, pero tanto como eso, creo en los derechos de las minorías. Por eso, soy demócrata. Por eso estoy en contra de todas las dictaduras y totalitarismos. Hablando del Perú, nadie puede acusarme de ser de izquierda y menos caviar.
Digo todo esto, por la indignación de ver cómo una obra de arte, cuyo fin es mantener la memoria colectiva e invitar a la reflexión, en contra de la violencia, es destruida. Esa actitud indica que muchos no han entendido nada. No pueden ni quieren profundizar acerca de lo que pasó en nuestro país.
Y no entender puede ser la causa más profunda para que se repita aquella guerra sin sentido que nos consumió por tanto tiempo, con Sendero Luminoso.
Ver solo la parte superficial del asunto es fácil. Es fácil ver los resultados y condenar, exigir represión y más violencia sobre la violencia. Es fácil proponer, nuevamente, la teoría de tierra arrasada si esto vuelve a suceder, cosa absolutamente posible.
Hay que pensar un poquito más. No será demasiado esfuerzo. El terrorismo surgió por muchas razones: condiciones de miseria, exclusión, racismo, ignorancia, manipulación, insania, odios concentrados, acumulados por siglos, dejadez del estado, abandono, falta de oportunidades, impotencia. Nada de eso ha cambiado.
Los terroristas son criminales abominables. Muchos de ellos, sin embargo, también son víctimas de un estado y de una actitud indolente e indiferente, de la que todos somos responsables.
Destruir un monumento en el que se recuerda a las víctimas es de una torpeza. Demuestra claramente que los miembros de esa pandilla, ven solo el lado atroz del terrorismo, pero no reflexionan acerca de sus causas. Pretenden implantar los métodos errados que, justamente agravaron el problema.
Es necesario que se vea, que se discuta, que se piense, alguna vez como seres humanos. Soy de los que creemos, no en el socialismo, pero sí en la igualdad.
Es necesario comenzar por lo obvio. Decirles a estos exaltados que los hombres del campo no son más ni menos que nosotros, los habitantes de la ciudad. Hacerles ver la enorme herencia cultural que resguardan y la enorme deuda que tenemos con ellos. Mostrarles que las provincias existen. Crear mecanismos para que todos los ciudadanos accedan a la educación, pero respetando sus particularidades, su lengua y su cultura.
Todo matón es un cobarde, dice un amigo mío. En este caso, la cobardía representa el miedo a enfrentarse a la verdad.
jueves, 18 de octubre de 2007
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1 comentario:
que bello Bello, suscribo todas tus palabras y las hago mias porque son Universales, aplicables a todos los pueblos del mundo
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